Gas a fondo, segunda, tercera, cuarta... Las marchas tienen un tacto muy metálico, es como encajar una pieza de lego dentro de otra, clack! Los recorridos son más largos de lo que me gustaría, la verdad.
El motor empuja a pleno pulmon, y se escucha un agradable y lejano tono “gordo” desde el escape, acompañado de un sonido de inducción en la admisión.
Punto de frenada, el pie derecho pasa rápido a apoyarse sobre el pedal de enmedio. El recorrido inicial es más largo de lo que espero, pero al llegar a la parte “dura” del movimiento del pedal, el coche se frena seriamente. Los Brembo de pinza rígida rojos hacen bien su trabajo.
Punta tacón, hay que quitar hasta segunda para esta curva. El pedal de acelerador queda relativamente bajo respecto al del freno en estático, pero como el de freno tiene tanto recorrido, tampoco resulta demasiado complicado la maniobra de punta tacón.
Una vez más, y ya tenemos la palanca en segunda. Nuevamete me sorprende lo dura que va la caja de cambios. Sí, los enclaves son muy precisos, pero no deja de ir dura.
Con el coche aún recto y frenando se puede comprobar la estabilidad en frenada, muy superior a su hermanito el Abarth 500.
Velocidad de entrada alcanzada, toca ponerse serios: tiro el volante para adentro de la curva, con idea de encarar el vértice mediada la curva, como mandan los cánones. La asistencia puramente eléctrica de la dirección hace de las suyas, y el primer “break off” para sacarla de su posición recta tiene un tacto algo extraño. Es como si para comenzar a girar el volante tuvieras que vencer un muelle imaginario que quiere mantenerla recta.
Pero es una fracción de segundo casi imperceptible. El coche ya va para dentro.
Increíble puesta a punto de chasis. El morro no se ha hundido un milímetro de más en la frenada, a pesar de haber conseguido la transferencia de pesos que exactamente requería la curva, y ahora que meto el volante con el morro bien apoyado, la respuesta a la orden del volante es inmediata.
El morro “no se clava”, como le ocurre a todo el resto de Puntos de la Fiat. Aquí el viraje se inicia con el morro en plano, y el coche apoyándose casi de manera instantánea en la rueda delantera exterior a la curva, en este caso la izquierda.
A medida que la masa vuelve a repartirse uniformemente entre las cuatro ruedas ahora que el freno ya no está pisado, y estamos metiendo volante, el coche va apoyando también su trasera. El morro mira exactamente al vértice, y pasa por donde había apuntado. La dirección no tiene la precisión de un bisturí, pero la rigidez del chasis permite llevarlo donde uno quiere sin demasiado problema.
Estoy metido en una redonda de derechas bastante larga en segunda, pero tras hacer vértice, el monte que queda a la derecha me deja empezar a vislumbrar la salida, por lo que el poco gas que estaba dando para mantener la velocidad constante va a tener que cambiar.
El TTC está activado, como el modo Sport, así que cuento con la ayuda de la emulación electrónica de un diferencial de deslizamiento limitado. Gas a fondo pero de manera progresiva, para hacer la curva limpia. La potencia está ahí. El motor no parece para nada turbo, y mucho menos parece un 1,4. Parece un motor atmosférico muy gordo y de carrera larga abajo, porque te da par y potencia desde las primeras revoluciones, aunque vayas con una marcha más larga de la cuenta.
Gas, gas y más gas, y las Pirelli P Zero Nero que no me suelen gustar en casi ningún coche aquí encuentran toneladas de agarre, mucho más del visto por ejemplo con el Abarth 500. Pero como el motor es mucho más lineal, lleno, y progresivo, parece que no hay una patada de par, o un empujón instantáneo, con lo que se administra mejor la ganancia de potencia y velocidad.
El coche sale ingeniándoselas para no perder una pizca de tracción, así que el TTC se libra de tener que actuar.
Vale, curva superada con el estilo fino, pero ahora voy a ponerme más serio.
Ya con ganas de divertirme, repetimos operación en la segunda curva redonda de segunda velocidad, prácticamente igual a la anterior, pero más cerrada, más larga, y con algo de peralte.
Ahora entro con el coche todavía “en los frenos”, clavo el volante para el interior de la curva “a lo bruto” para buscar que la trasera se descuelgue. Efectivamente ocurre.
El Abarth Punto Evo se convierte por unos instantes en un juguete colocable a base de pedales y volante. Pero el sobreviraje es perfectamente controlado, y apenas se nota que ya se corrige y estabiliza. Ligerísimo contravolante, y el coche está ya en el vértice, apoyado de nuevo de manera completamente neutra.
Sigo sin haber encontrado a estas alturas el subviraje, algo que con casi cualquier otro tracción delantera habría ocurrido metiendo tanto volante tan rápido.
Con el coche buscando la salida de la curva, esta vez no soy progresivo con el acelerador, y pruebo a aplicar todo el par “a saco”. Nuevamente el coche saca agarre de donde no lo hay, pero logro hacerle perder rueda. El TTC entra en funcionamiento al rescate, y perfectamente mantiene la trayectoria, a penas sin movimientos parásitos en el volante, y con la capacidad de transmitir potencia al suelo.
Me apiado un poco de los frenos en ese momento, y empiezo a pensar que se van a pegar el calentón de su vida, pero no es momento de tener “miedo”, así que hay que seguir dándole.
Tocan dos curvas rápidas de terceras, enlazadas. Llegan tras una recta de cuarta, hay que reducir a tercera antes de entrar a la de derechas y ahuecar acelerador luego para cambiar masas de izquierdas a derechas y meter volante para hacer la S perfecta.
Es una zona complicada si el coche no es estable, y además se hace sobre una junta de dilatación todo esto.
Entro bien, tras parar el coche, se apoya correctamente, y con el apoyo para la de derechas, ahueco el acelerador y meto volante a izquierdas para completar la ese. El culo me sigue y redondea la trayectoria para, a base de gas, enderezar inmediatamente el coche. Excelente.
Y seguimos, ahora una a derechas de radio decreciente, contraperaltada que se entra en el acelerador, pasando al freno. Tiene un bache en medio de la trazada, justo para pisarlo con las ruedas exteriores. Aquí, generalmente, los coches que van muy duros suelen descolocarse, y se te suelen poner de corbata, pues entras a unos 90 por hora en una contraperaltada que no te deja demasiado margen de maniobra de emergencia.
Hasta aquí el coche mantiene la trayectoria e incluso te ayuda a colocar el culo si levantas el acelerador rápido y de golpe para un cambio súbito del reparto de pesos. Los baches se los come como si nada, no te rompe la trayectoria, y se nota un generosísimo recorrido de la suspensión. Se vuelve a demostrar que una suspensión no tiene que tener muelles super cortos, super duros, para ir bien en un deportivo, más bien lo contrario: hay que tener un compromiso entre muelle, amortiguador, recorrido, dureza, y sobre todo, estabilizadoras gordas, que son las que sujetan el coche en las curvas. El muelle es para los baches.
¿Pegas? Las tiene... La dirección está muy filtrada. Sucede que en el anterior Abarth Grande Punto tenía unas vibraciones muy feas, y han quedado solucionadas al 100%, pero en el proceso se ha perdido gran parte del feedback.
Tiene el típico tacto extraño de las eléctricas, es decir, parece que nunca tienen un “marcado o punto fijo” claro, siempre estas jugando como si tuvieran un pequeño juego o muelle respecto al punto central, y cuando pierdes o ganas agarre, son incapaces de cambiar su ligereza cual dirección hidráulica de hace unos años.
Ojo, no te engañes, es mucho mejor que la del Abarth 500, y te permite administrar el agarre disponible, o responder al culo cuando se va con un contravolante, pues te lo indica.
El coche lleva equipados los Sabelt opcionales, que por el camino se cargan los AirBag laterales. Estos asientos son demasiado duros tal vez para hacer 600 kilómetros de un tirón (y yo los he hecho) pero en zona de curvas merece la pena, porque te agarran el cuerpo mucho mejor que los de serie, y la falta de mullido te permite “sentir” mucho mejor el coche, su actitud, lo que están haciendo las ruedas en relación al asfalto. Yo se los pondría con los ojos cerrados si me comprara mañana este coche...
Y más gas, y más curvas, y los frenos siguen sin sufrir de fading, y el motor sigue empujando, aunque cuantas más curvas pasan, sus 165 caballitos se me van haciendo cada vez menos. El chasis parece pedir a gritos 180 o 200 para poder tener apuros de agarre.
El coche involucra, es entretenido de conducir, aunque no llega a niveles de un Clio RS, pero me recuerda en puesta a punto a un Ibiza en cuanto a lo compensado, aunque con un culo tal vez más juguetón en este Abarth. El kit EsseEsse es la clave para quitar muchas de las necesidades de más caballos.
De todas maneras está lejos de provocarte las risas y sonrisas del Abarth 500. Es más rápido, más efectivo, más seguro, pero por esas mismas razones, vas mucho más rápido, pero tienes la sensación de que no vas al límite, de que no estás dominando una fiera del asfalto. Eso es tranquilizador, por otra parte, porque haces lo que quieres con el coche, y lo puedes domar a voluntad, pero lo bonito de algunos coches es domar lo indomable, seguro que me entiendes.
Puestos a comprar, que muchas veces es de lo que se trata, si miramos al mercado, veremos al MiTo Quadrifoglio con la misma mecánica y argumentos, pero su dirección más directa también es más imprecisa y menos comunicativa. Sus asientos no agarran tanto, la caja de cambios es “igual de mala”, y la suspensión, en el modo más deportivo, es más rebotona de atrás que en el Abarth.
El MINI es un coche mucho más caro, más involucrante (no tanto como en su primera genración, la R53, que para mí fue la mejor), con un motor de respuesta más bruta, y con una suspensión que te permite leer mejor el asfalto, pero que también es más rebotona, y con menos recorrido. Puedes jugar más con su trasera, pero es más sensible a las irregularidades del asfalto.
Ante un Ibiza, hay que pensar qué tipo de Ibiza. El Cupra es más rápido, por lo que quedaría reservado para compararlo con el Abarth Punto Evo EsseEsse, por lo que lo suyo sería mirar el FR. Sea como fuere, ambos tienen cambio DSG con levas, más rápido y efectivo, pero también menos involucrante. El chasis del Ibiza es más neutro si cabe, con una trasera que juega menos. Es un coche más sencillo de conducir, con poco feedback en sus mandos, incluso menos feedback en la dirección, que a pesar de ello tiene un tacto mejor (una cosa no quita la otra...). Los frenos del FR son claramente más cortos que los del Abarth, por lo que no se puede apurar tanto el rendimiento del excelente motor TFSI como sí se puede hacer con el Punto Evo.
El Clio RS probablemente, en estas condiciones de carretera de curvas y ponerse a exprimir todo al máximo, es el que se lleva el gato al agua, pues tiene un superior tacto de dirección (jamás en la vida hubiera pensado en decir esto de un Renault con dirección eléctrica) respecto al Abarth, y la configuración de suspensión permite todavía más jugar con la transferencia de masas, colocándolo a voluntad en las curvas. De todas maneras, la diferencia de precio y de muchas otras características hacen que el Clio no sea tampoco “la elección perfecta”, como veremos más adelante. Entre estos factores está la motorización. Si bien un 2.0 atmosférico de giro a altas vueltas es toda una delicia, tanto sonora como de disfrute, no tiene la misma capacidad y entrega del moderno MultiAir, que además machaca los registros de consumo del coche del rombo...
Bien, vale ya de tanta acción, que ya estamos todos sudando y con la adrenalina fuera de escala, ¿de acuerdo?
Para tranquilizar el tema vamos a pegarle un vistazo al coche por fuera. Lo primero que llama la atención es que es mucho más bonito en vivo que en foto. Se ve gordo, potente, bruto, bestia, “proposefull” que dicen los ingleses...
Igual es un poco macarra con las pegatinas y demás, y llama la atención, va diciendo a los demás conductores que este no es un Punto Evo cualquiera.
Personalmente me gustaba más el Grande Punto original de la Fiat que el Punto Evo, pero en la versión Abarth me ocurre justo al contrario: El nuevo es mejor.
Al principio, en foto, me parecía tener un morro algo sobrecargado de elementos estéticos, pero luego en persona funcionan, sobre todo al descubrir que la mayoría de ellos son 100% funcionales, como las tomas de aire de los lados del paragolpes.
Las salidas traseras del paragolpes sí que son más falsas que las promesas del jefe de BMW M de no hacer coches con motor turbo. Eso sí, junto con el difusor y la cola de escape, el coche queda cañón.
Las llantas son de preciosa factura, recordando las pinzas de un escorpión, y los detalles en rojo son lo que el coche necesita para dar esa sensación de “máquina seria” que tan bien le queda.
Sea como fuere, no es tan llamativo como su hermano Abarth 500 por fuera, como tampoco lo es por dentro. Y hablando de por dentro, abramos la puerta para ver el habitáculo. Aquí nos encontramos un diseño agradable, con materiales aceptables (división de opiniones aquí), pero con ajuste digno, aunque escuchamos algún que otro crujido de vez en cuando, y el navegador tiene el baile de “San Vito”.
La ergonomía está bien resuelta, aunque el climatizador quede muy bajo, pero su uso con ruletas es satisfactorio, y además... es bizona!
La posición de conducción es buena. Con los Sabelt sin regulación en altura, para mi gusto estás un pelo alto, pero es aceptable. El volante se regula en altura y profundidad, y no queda tan inclinado como en el MiTo (o esa es mi impresión en relación al asiento), por lo que es más satisfactorio para manejarse. La visibilidad es buena en todas direcciones a pesar del grueso montante C.
Lo que es un desastre, y lo seguirá siendo, es el Blue&Me. Desde que convivo con este sistema sus defensores más talibanes me han dicho de todo, desde que tengo que leerme el manual, hasta que miento, pero señores, me he leído el manual, y no tengo necesidad de mentir.
No entiendo cómo se pueden reiniciar las pistas de música en algunas ocasiones (en el Punto Evo muchas menos veces que en el Abarth 500) o que si usas el navegador a la vez que el manos libres del móvil la mitad de las veces acabe habiendo algún problema de desemparejamiento que acabe con una llamada perdida, y tener que parar a reconfigurar el móvil. También me enerva el tema de no poder avanzar dentro de una pista de audio de la memoria USB, pero bueno, a todo se acostumbra uno, y ya no me sorprende, pero si mis quejas pueden servir para una revisión del sistema para próximas generaciones, al menos no habrán caído en saco roto.
El equipo de audio es digno, pero no tan majo como el InterScope del Abarth 500, que en esto lo machaca.
No me mal interpretes, el sistema multimedia tampoco es una razón para no comprar el coche, pero cuando te hace dos o tres liadas en un viaje, acabas un poco “hasta las narices”. Es lo que tiene empezar a meter informática en los coches, que dentro de poco vamos a estar tan cabreados con ellos como lo estamos con nuestro portátil cuando se carga el trabajo de toda una mañana (¿a quién no le ha pasado eso y se ha acordado de la madre de Bill Gates?) pues esto es igual...
Respecto a sus rivales, el MiTo está por encima en acabado interior, aunque para mi gusto, el diseño del Abarth es “más chulo”. El Clio está claramente por debajo, y el Ibiza, aunque tiene mejor ajuste, es muy pobre en diseño. El MINI es el rey del pastel de interiores, pero volvemos a lo de siempre ¿a qué precio?
Pero lo bueno del Abarth Punto Evo respecto al Abarth 500 es su versatilidad. Es un utilitario del siglo XXI, esto es, un compacto del siglo XX por tamaño... Y es que por maletero y espacio en las plazas, este coche puede ser perfectamente “tu único coche” si no tienes niños peques. Si los tienes, da igual, sigue siendo usable, pero el engorro de tener sólo tres puertas para colocar una sillita Isofix seguirá ahí.
En ciudad se desenvuelve como pez en el agua, y el motor apenas se llega a percibir. La suspensión se traga badenes, y no es para nada incómoda, y el sistema start and stop te ayuda a ahorrar unos litros de combustible en cada semáforo.
La mayor pega en este entorno es el accionamiento de la caja de cambios, cuyos encajes de marcha son duros, y muchas veces la primera se resiste a entrar. Podrías pensar que era una cosa de nuestra unidad de pruebas, pero no, pues el MiTo con la misma caja tenía el mismo problema, como también lo tenía el Abarth Punto Evo de la presentación internacional. Es un aspecto a mejorar, pues parece que los italianos han querido jugar con una caja sin juegos en cada encaje de marcha, cosa que han conseguido, pero esto hace que la primera sea un poco complicada de “clavar”. En esto me recordó a lo que le sucede al Lotus Evora...
Si nos aventuramos a viajar con el Punto Evo descubriremos un coche increíblemente estable y seguro a alta velocidad. Va a sonar a delincuente pero “supongamos” que vives en Alemania, ¿de acuerdo? Puedes hacer tramos de autovía o autopista a 200 km/h de marcador sin miedo alguno, haya viento, el asfalto esté irregular, o tengas que adelantar con precisión a varios camiones.
El coche se traga todo con la suspensión sin descomponer la trayectoria, sean juntas de dilatación, baches, rachas de viento... Esto le da una seguridad tremenda para rodar a ritmos elevados. Aquí notamos la imprecisión de la dirección debido a su sistema de asistencia, que impide que las curvas rápidas de poco giro de volante sean “de una sola trazada”, pero es un detalle realmente menor en vista del comportamiento del conjunto.
Y es que en estos menesteres, en uso de “coche de diario y para viajes largos”, el Abarth está a un nivel increíble respecto a la competencia y respecto a su hermanito el 500. Respecto al pequeño, es mucho más estable, cómodo y relajado de conducir.
A velocidades legales apenas percibes el sonido del motor en el habitáculo y puedes hacer promedios de menos de 6,5 litros a los 100 kilómetros, cifras que hace años hubieran sido propias de motores diésel.
Si corres más, como te digo, no tiene problema alguno de llevarte confortablemente, casi con pisada de coche mayor. Pena de no poder montar control de crucero para conseguir una conducción todavía más relajada.
Otro detalle a mejorar es el de los faros. Para empezar, no se ofrece ni en opción el xenón, y para seguir, las largas no son compatibles con las cortas, así que cuando pones luces “de carretera” te quedas sin las de cruce, con lo que la visibilidad cercana al coche se compromete, cosa que se puede solucionar con el ilegal acto de encender las antinieblas delanteras (Pere Navarro, ven a ponerme la denuncia por querer ver mejor, anda).
¿Me lo compraría? Compleja pregunta en este caso.
Sabes que en esto me suelo mojar siempre, pero la elección del Abarth Punto Evo depende de muchos factores. Para empezar, depende del tipo de uso que se le vaya a dar. Respecto al Abarth 500, que cuesta prácticamente lo mismo, el Punto pierde en diversión e involucración pura a la hora de conducir de manera deportiva, pero es claramente más rápido y efectivo. En el Nordschleife, por poner un ejemplo, el Punto le daría una tunda increíble al 500, seguro al 100%.
En ciudad y en carretera abierta el Punto está claramente por encima del 500, por comodidad, por suspensión más conseguida, por tranquilidad y facilidad de conducción.
Pero no tiene carácter. El 500 es pura alma, es puro carácter. Es de estos coches que te cambian la cara, que no te dejan indiferente. El Punto Evo en ese sentido es mucho más políticamente correcto.
Respecto a la competencia “de fuera”, la relación producto-precio es casi imbatible, pero si nos olvidamos del precio (dudo que eso pueda hacerlo nadie) el Punto Evo destaca en su versatilidad y comportamiento en el día a día. Es más entretenido de conducir que un Ibiza, para mi gusto, y tiene más carácter, pero no llega al nivel de un Clio RS (que además le saca muchos caballitos) o un MINI. El MiTo es “más finolis”, es más Alfa, y la decisión entre ambos irá más por preferencias de estética que por otra cosa.
Volviendo sobre el Clio RS, lo que se tiene que tener claro es que el modelo del rombo, sobre todo con el chasis Cup, es una máquina casi casi de carreras, más efectiva, y complaciente, pero que no es tan "de usar todos los días". El Abarth, en este sentido, ofrece más versatilidad, más confort, más "coche para todo". Por eso, el comprador potencial tiene que tener muy claras sus preferencias, o por tener dos días de accion al año, podría pagar un duro peaje luego en el uso cotidiano, y en el consumo de combustible.
Volviendo sobre el Clio RS, lo que se tiene que tener claro es que el modelo del rombo, sobre todo con el chasis Cup, es una máquina casi casi de carreras, más efectiva, y complaciente, pero que no es tan "de usar todos los días". El Abarth, en este sentido, ofrece más versatilidad, más confort, más "coche para todo". Por eso, el comprador potencial tiene que tener muy claras sus preferencias, o por tener dos días de accion al año, podría pagar un duro peaje luego en el uso cotidiano, y en el consumo de combustible.
Me quedo con ganas de probar el EsseEsse, cosa que sucederá en los próximos meses. Personalmente sin kit EsseEsse no lo compraría, porque le falta un poco de chicha para ser un auténtico matagigantes. Si a ti te gusta, piensa en ponerle los Sabelt, y el kit de potenciación.
Yo por el momento aún me quedaría con el Abarth 500, que por el mismo precio me da ese “algo más” de conducir un coche con alma, y bajo mi punto de vista, más cercano a los valores originales de Carlo Abarh.
Eso sí, como coche total, para cubrir todas las necesidades, para el día a día, pero compatible con disfrutar el fin de semana, si te gusta Abarth, el Punto Evo es una excelente opción, y a fin de cuentas el kit de potenciación siempre se lo puedes pedir a los Reyes Magos, o a tu novia, si has sido un buen chico y se acerca San Valentín, ¿no?
¿Cambiará mi opinión el Abarth Punto Evo EsseEsse? Veremos.
Enhorabuena, muy entretenido y meticuloso ;)
ResponderEliminarMi proximo coche , madre mia lo que cuesta ahorrar ¡¡¡ Gran reportaje , ya estoy deseoso que salgo con kit essesse haber que pasa ¡¡
ResponderEliminarUn saludo
Meticuloso como pocos...Menos mal que alguien hace las cosas como deben ser...Se cansa uno de leer siempre lo mismo y cosas que podrías hber dicho casi sin probarlo.
ResponderEliminarBuena prueba y seria opción de compra.
Un saludo!