Parece que tengo una maldición los días 22-23 de diciembre de cada año. En los últimos cuatro, en este par de días del año me he comido una nevada gorda en alguna carretera o autopista.
Ayer ya estaba de viaje a las 6 de la tarde, y vi claro que para la noche lo iba a tener mal... Y claro, no podía fallar. La imagen que ves arriba es de cuando la cosa ya estaba escampando, pues lo gordo había pasado: Conducir en una autopista completamente blanca, y sin roderas.
Pero la verdad es que ayer por la noche aprendí algo más del Abarth. Volviendo de dejar a mi chica me empezó a caer una nevada "a lo bestia". Algunos coches decían pararse en el área de servicio de Altube (autopista AP68), pero algunos intrépidos sabíamos que si nos quedábamos allí, dormíamos allí, porque la cosa iba por momentos a peor.
Mientras las quitanieves pasaban en el otro sentido, despacito, poquito a poquito, a 40 o 50 por hora, no más, fui abriendo camino delante de otros 6 coches, y viendo cómo el pequeño Turbotín no temblaba ni hacía extraños. El año pasado en una experiencia muy similar, a velocidades similares iba con un traccion trasera de 320 caballos, y hazme caso, aquello era mucho más incontrolable.
Tras media hora de conducción "a la escandinava", con neumáticos pensados para un clima seco, conseguí zafarme del temporal, y volver a conducir ya sólo sobre mucha mucha mucha lluvia.
¿Moraleja de todo esto? Aunque yo soy de los radicales que siempre decía "tracción trasera hasta la muerte", Turbotín me ha demostrado ya muchas veces que un delantera puede ser muy muy divertido, y en ocasiones como esta, te garantiza llegar sano y salvo a casa.
Duda¿Cuando termine la mega prueba del 500 Abarth?¿Te lo vas a quedar?
ResponderEliminarSe te ve contento...Feliz Navidad.
Veremos si hay sitio para él en el garaje! ;) de momento, contento estoy
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