Gran parte del despegue de Abarth & Co. se debió en un principio a la línea de accesorios protagonizada principalmente por las "marmittas" de escape (los silenciosos). El negocio de crear sistemas de escape por parte de Abarth creció imparablemente, desde 1.000 unidades en 1950 hasta las más de 200.000 unidades colocadas globalmente en 1971.
La idea de los escapes Abarth pasaba por un ingenioso sistema basado en un símil de los silenciadores de las pistolas: Un tubo central a sección constante rodeador de otro tubo mayor, recubierto de lana de fibra de vídrio. Ambos tubos se interconectaban por agujeros en el tubo interior, como "poros", y caercían de diafragma.
Tal era la experiencia de Carlo Abarth y su equipo en el desarrollo de sistemas de escape, que pronto muchos otros fabricantes del nombre de Alfa Romeo o Ferrari acudieron en busca de la "magia" del escorpión para afinar sus sistemas de escape.
Además, gracias a la curiosa geometría interna de los sistemas, el sonido era inconfundible.
Tras un paréntisis muy grande en la producción de sistemas de escape (desde la incorporación definitiva de Abarth & Co. a la Fiat) Abarth volvió a ofrecer por fin sus famosos silenciosos deportivos con la llegada de los sistemas Record Monza (en honor a los récords de velocidad establcidos por la casa).
Aplicado sobre el Abarth 500 "normal", el sistema de escape de altas prestaciones permite una ganancia de aproximadamente 5 caballos, 15 Nm de par, y un ronquido mucho más interesante del escape. Esto se consigue gracias a un diseño con válvula parcializadora mecánica, que permite un buen grado de retroceso de los gases a bajas vueltas, combinado con una salida más fluída a partir de medio y alto régimen, momento en el que el coche brama cual Ferrari (hazme caso, es así).
El petardeo en retenciones además añade interés general a la situación, y emoción a la conducción, pero... ¿merece la pena el gasto?
La diferencia de prestaciones es cierto que apenas se nota, pero sí que se nota un sonido claramente más bruto y deportivo, que te hace segregar más adrenalina, y todavía hace parecer "más gordo" si cabe a tu pequeño Abarth.
Eso sí, si realizas largas travesías de autovía o autopista con el coche, puede llegar a resultar cansino. Pero si eres como la mayoría de los usuarios de este coche, y no haces frecuentemente rutas de más de 200 kilómetros de una sentada, no lo dudes, el escape Monza es un excelente regalo para estas navidades. Yo se lo colocaría a Turbotín...
Y el precio :S?
ResponderEliminarUn pico por encima de 1.000€
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