Si ya estás pensando en tu regalo navideño, o simplemente todavía estás dándole vueltas al coco sobre cómo equipar tu Abarth cuando lo vayas a encargar al concesionario, hazme caso y lee con atención este artículo, pues te interesa, y mucho.
Los asientos semi-baquet Sabelt son una opción muy a tener en cuenta. Y no es que los asientos del Abarth 500 de serie sean malos, pero son otra historia.
Durante una semana tuve la oportunidad de conducir un precioso Abarth 500 con los Sabelt opcionales montados en lugar de los asientos que tenemos en Turbotín, y el cambio es brutal. Allí donde las butacas originales ofrecen confort, con un mullido blando y un respaldo que, aún recogiéndote los riñones, no te agobia para nada, los Sabelt ofrecen sujección casi casi de carreras, y un mullido mucho más fino, con un soporte lumbar claramente más pronunciado.
¿Qué se consigue con esto? Pues para empezar sientes el coche de una manera mucho más directa. Al no haber tanto mullido en el respaldo y en la banqueta, puedes percibir mejor lo que el coche está haciendo en cada instante, leyendo por tanto con más precisión la actitud de la trasera y el agarre disponible.
De hecho, llega a parecer que llevas muelles y amortiguadores más enérgicos, cosa que no es así... Además, al contar con un respaldo que agarra mucho mejor hasta la zona de los hombros, y unas rodillas claramente más sujetas, puedes atacar las curvas más desahogado físicamente, sin tener que hacer fuerza con las cervicales, ni apoyarte de extrañas maneras contra la consola central con la rodilla.
Como conductor quemadillo que soy, montaría los Sabelt a mi Abarth particular con los ojos cerrados desde el primer día, antes de sacarlo del concesionario...
... Pero (y sí, siempre hay un pero), hay una contraprestación importante, y es la comodidad en largos recorridos. Como bien sabes, ya me he cruzado Europa en un Abarth, y en una de las jornadas nos tragamos 1.450 kilómetros en una sola sentada. Yendo con los asientos de serie, cuando saqué mis humildes posaderas del Abarth, aún podía caminar, y estaba bastante "descansado". De haber realizado semejante paliza con los Sabelt me habrían tenido que sacar con una cucharilla o calzador en su defecto.
Y es que durante la prueba de los mismos tuve oportunidad de hacer 500 kilómetros de una sentada, y mis lumbares ya estaban notando demasiado todos los baches que pueblan nuestras carreteras.
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